¡Feliz
Navidad
y nuevo siglo! En
la oquedad de nuestro barro breve
El mar sin nombre de Su luz no cabe.
Ninguna lengua a Su verdad se atreve.
Nadie lo ha visto a Dios. Nadie lo sabe.
Mayor
que todo dios, nuestra sed busca,
Se hace menor que el libro y la utopía,
Y, cuando el Templo en su esplendor lo ofusca,
rompe, infantil, del vientre de María.
El
Unigénito venido a menos
Traspone la distancia en un vagido;
Calla la gloria y el amor explana;
Sus
manos y Sus pies de tierra llenos,
Rostro de carne y sol del Escondido,
¡Versión
de Dios en pequeñez humana!
(PEDRO
CASALDÁLIGA) |