HUMOR
El Roto Tico
Máximo Bill va al infierno Bill Gates muere en un accidente automovilístico. Cuando toma consciencia, se encuentra en el Purgatorio con Dios. “Bien Bill, realmente tu caso me tiene
confundido”, le dice Dios. “No estoy seguro si mandarte al Paraíso o Bill contesta: “Gracias, Señor. Pero, ¿cuál es la diferencia entre los dos?” Dios replico: “Estoy dispuesto a dejarte visitar brevemente a ambos para que te ayude a tomar la mejor decisión.” Bien -le responde Gates- ¿pero dónde debería ir primero? Dios le contesta: “Eso también te lo dejo a tu elección. Bill contesta: “De acuerdo, probemos con el infierno primero.” Y Bill fue al Infierno. Era un lugar
precioso, limpio, playas con blancas arenas y claras aguas. Había miles de
mujeres hermosas corriendo, jugando en el agua, riendo y gozando de la vida. El
sol brillaba en lo alto y la temperatura era más que perfecta. Bien -dijo Dios-, vayamos al Cielo pues. El Paraíso estaba ubicado sobre las nubes. Tenía ángeles tocando liras y cantando. Era apacible y lindo, pero no encantador como el infierno. Bill lo pensó rápidamente y comunicó su decisión a Dios: ¡Mmmm...! Creo que prefiero el infierno. Bien –respondió Dios-. Como desees. Y entonces Bill Gates fue al infierno. ¿Cómo te va Bill? -le preguntó Dios. Con angustia y desilusión en su voz, Bill le respondió: “¡Esto es algo que no esperaba! No puedo creer que haya sucedido algo así. ¿Qué paso con el otro lugar con las playas y las mujeres hermosas jugando en el agua?” Y Dios exclamó: ¡Ah, eso era el protector de pantalla, hombre! El nuevo cura El nuevo padre de una parroquia estaba tan nervioso en su primer sermón que casi no pudo hablar. Antes de su segundo sermón le pregunto al monseñor como podría hacer para relajarse y éste le contestó que la próxima vez que subiera al púlpito pusiera un poco de vodka en el agua, y que después de unos sorbos todo saldría más relajado. Al siguiente domingo puso el consejo en práctica y sintió que podría hablar incluso en medio de una tormenta. Se sintió de maravilla. Después de regresar a la rectoría de la parroquia encontró una nota del monseñor que decía: "Querido padre: Me alegra ver que ha perdido usted la vergüenza de la primera vez y que sigue usted mis consejos, pero tengo unas observaciones que hacer respecto su misa de esta mañana: 1.- La próxima vez tome sorbos en lugar de
lingotazos. Atte: Monseñor." |
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