+ ISSN 1576-9925
+
Edita: Ciberiglesia
+ Equipo humano
+ Cómo publicar
+ Escríbenos
+ Suscríbete
+ Apóyanos



Relatos - Nº 3 - Diciembre 2000

  "En esto conocerán
   todos que sois
   mis discípulos,
   en que os amáis
   unos a otros."

             
Juan 13, 35

Breve relato de abajamiento...

José Luis Coll, franciscano

       Cierto día, sentados a la mesa el Padre, el Hijo y el Espíritu dialogaban acerca de la humanidad, los tres coincidían en una urgente y necesaria intervención. La tiniebla cubría la luz, el odio impedía avanzar en el amor, la riqueza de unos sólo servía para empobrecer más a otros...
       El problema era cómo intervenían en esta historia. De la comunión amorosa surgió un plan, alguno de ellos debería bajar a la historia, ¿cómo?, haciéndose uno de tantos, el hijo accedió a esta aventura.... el plan se puso en marcha.

       ¿Quién será la elegida para ser la madre del hijo de Dios?. Podría ser una dama elegante de finos modales envuelta en sedas y oliendo a suaves perfumes. Pero no fue así. Podría ser una dama de buena fama y muy conocida. Pero no fue así. Eligieron a una muchacha de familia humilde, una de entre tantas, de relaciones con un carpintero. Podrían haber elegido una nación poderosa y dentro de ella una aldea de tradición religiosa. Pero no fue así. Eligieron una nación que a lo largo de los tiempos había sido saqueada y convivía con sus opresores, y dentro de esa nación eligieron Nazaret, que tenía fama de lugar de deshecho ¡de Nazaret puede salir algo bueno!. Podrían haber elegido un palacio o una casa bien acomodada para nacer... Nada de eso, nació la Vida en un establo,  a las afueras de Belén,... ¡vaya plan!, ¡vaya organización!, piensa uno.

       Pero he aquí que todo tiene un sentido más hondo. ¿Qué ocurrió?. Aquella noche  fría y llena de apuros para esta humilde familia se convirtió en la noche dónde se alcanzaron todas esperanzas. Las gentes de la ciudad de Belén, bueno, los más pobres al enterarse de los apuros de esta familia, subiendo de las casas con antorchas y candiles acudieron al establo. Cada mujer y cada hombre pobre no llegaba con las manso vacías, sino portando algo de lo suyo: un poco de pan, un poco de leche, telas, aceite...y vino...¡y vino! ¿para qué?, el apuro pasó con el parto y nació la vida, la soledad de la pareja se vio inundada del calor de los más pobres, la pobreza se vio enriquecida con el rico aportar de cada uno... allí nació la auténtica fraternidad. Había que celebrar la vida, el vino aportó esa gota de alegría que hacía salir de lo hondo de cada uno, para romper el silencio, el canto, el movimiento en danza y las manos en abrazo fraterno.

 

Volver al sumario del Nº 3            Volver a Principal de Discípulos

Principal | Eclesalia | Discípulos | Jesús | Oración | Acción | Orientación | Educación Música | Enlaces | Solidaridad | Recursos | Portadas | Escríbenos