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 He
aquí una conversación ocurrida en la Avenida de Andalucía, Huelva, Mayo de
2053... 
  
    ...sí,
    ahora todo parece muy normal, pero hace cincuenta años nadie hubiera podido
    imaginar cambios tan importantes en esta iglesia nuestra. Es más, sólo con
    hablar de ellos te hubieran pegado algún que otro tirón de orejas...
    
    
    No
    puedo creerlo, abuelo. Sólo hablamos de 50 años. ¿quieres hacerme creer
    que a principios del siglo XXI nadie podía concebir la iglesia tal como la
    conocemos nosotros?
    
    
    Verás,
    hay cosas que no cambian nunca, y que no van a cambiar por mucho tiempo que
    pase. Pero son tan pocas... Pero, por ejemplo, nadie en mi época podía
    imaginarse una iglesia sin parroquias. En aquel entonces las parroquias eran
    el elemento nuclear del funcionamiento... la menos en la teoría, porque en
    la práctica hacía ya mucho que sólo eran estructuras heredadas del
    pasado, y menos unas pocas que eran dinamizadas por grupos apostólicos, el
    resto de morían poco a poco. A principios de siglo, para que te hagas una
    idea, aún se seguían construyendo templos en esta ciudad...
    
    
    ¡Bromeas!
    Por aquel entonces ya había pasado la etapa del nacionalcatolicismo, el
    cristianismo ya no era un fenómeno sociológica y ya seríais muy pocos
    cristianos ¿no?
    
    
    Bueno,
    antes éramos católicos, ¿sabes? Pero eso no lo entenderías, no lo
    entendíamos ni nosotros en aquella época. Y sí, éramos ya bastantes
    pocos y en claro descenso. Pero aún no había una conciencia clara de la
    realidad, seguíamos anclados en las etapas de cristiandad, y actuábamos
    como si no ocurriera nada. Construíamos iglesias que luego quedaban
    vacías, parece una tontería, y supongo que lo era. Pero entonces teníamos
    poder, algo de dinero, la gente quería casarse por la iglesia, quedaba más
    bonito, en fin...
    
    
    ¿Y
    como desaparecieron las parroquias?
    
    
    Pues
    no se, ocurrió poco a poco, la vida misma fue marcando el rumbo. Cada vez
    iba menos gente y, consecuentemente, había menos actos de culto. La crisis
    sacerdotal se hacía cada vez más aguda, quedaban muy pocos curas, aunque
    traían de otros países para reforzar la plantilla, pero también eso se
    agotó. Fueron cerrando parroquias, al principio abrían el Domingo para la
    misa, después ni eso. Fueron vendiendo los templos para museos, centros
    sociales y cosas de esas. En los pueblos esto ocurrió antes, mucho antes.
    Los pocos cristianos que fueron quedando se autoorganizaron, algún seglar
    más espabilado hacía de animador y hacía celebraciones de la palabra,
    luego se fueron atreviendo a consagrar...
    
    
    ¡¿Quieres
    decir que a principios de siglo aún no consagraban los seglares?!
    
    
    ¡Que
    va! Eso ni mencionarlo, eres muy joven, y ya te digo que ha habido muchos
    cambios en muy poco tiempo. Y se tardó mucho tiempo en aceptar eso, incluso
    hoy hay mucha gente de la "vieja guardia" que sigue pensando que
    no tiene el mismo valor, y que cuando consagraba un sacerdote estaba como
    "más" consagrado el pan. Pero lo cierto es que los seglares
    empezaron a consagrar, la iglesia oficial montó alguna bronca, pero empezó
    a guardar silencia y a dejar hacer, ante la evidencia de que eran los
    seglares los que asumían la vida de la iglesia. Así que, poco a poco, eso
    fue siendo práctica habitual. Y ya ves, hoy se ve como lo más normal.
    
    
    Sí,
    claro, pero antes estabais organizados de otra manera, en comunidades más
    grandes, alguna vez me has dicho que os juntabais todos los Domingos y no os
    conocíais. Eso me llama la atención...
    
    
    Bueno,
    ya entonces había pequeñas comunidades, con ideologías y prácticas muy
    distintas, pero convencidas de que el evangelio había que vivirlo en grupo.
    Esas fueron las que asumieron el protagonismo cuando fueron cerrando las
    parroquias, se convirtieron en el único referente, provocaron encuentros
    con otros grupos, siguieron celebrando la Pascua y la Navidad, en fin,
    mantuvieron el pulso de la Iglesia. Mientras hubo mucho cambios que costaron
    discusiones fuertes, había Hermandades que entonces tenían muchísima
    fuerza y muchísima gente, y se fueron reconvirtiendo en lo que hoy son:
    Asociaciones Culturales civiles, sin relación apenas con la Iglesia.
    Algunas, es cierto, fueron capaces de mantener el tipo, y se reconvirtieron
    también, pero hacia abajo, hasta convertirse en comunidades cristianas. Fue
    un época de mucha discusión interna, de muchos abandonos. Todos dijimos
    muchas tonterías entonces, pero las ideas de todo aquello no eran nuevas.
    La concepción de la Iglesia como Pueblo de Dios era del Concilio Vaticano
    II, sólo que tuvieron que morir algunas generaciones de creyentes para que
    la ideas de ese Concilio se hicieran realidad.
    
    
    Pero
    hay muchas cosas que no han cambiado. Las comunidades hoy siguen siendo, en
    muchos aspectos, muy poco cristianas. Y te hablo de la mía...
    
    
    Bueno,
    es que hay muchas cosas, ya te lo decía antes, que no cambian nunca. Una de
    ellas es nuestra debilidad y nuestra infidelidad. Por mucho que avance la
    humanidad y con ella la iglesia, siempre seremos débiles, siempre tendremos
    más camino por delante que camino recorrido. Pero eso no es motivo para
    desanimarse, sino al contrario.
    
    
    Sigue
    contándome cosas, abuelo. 
    
    
    Bueno,
    también hay cosas que no pudieron cambiar. Como lo del sacerdocio de la
    mujer, el celibato opcional y lo de los sacerdotes casados. Había mucha
    gente empeñada en que la iglesia oficial aceptara estas cuestiones, algunas
    porque lesionaban los Derechos Humanos. Pero fueron tan lentos que el
    sacerdocio, tal como se entendía entonces, se derrumbó antes que ninguna
    mujer pisara un altar. Bueno, miento: si hubo algunas. muy pocas, que
    lograron llevar el alba, y también dieron vía libre a los sacerdotes
    casados, pero para entonces ellos ya no querían. Algunos sabían que sólo
    eran parches para ralentizar el proceso de cambio. ¡Dios! Ahora que me
    haces hablar de estas cosas no imaginas lo abismal que ha resultado este
    proceso para todos, el vértigo que sufrimos en aquella época...
    
    
    Pero
    el sacerdocio sigue existiendo, ¿no? A algunos animadores de las
    comunidades también les llaman así a veces.
    
    
    Sí,
    en realidad nunca dejaron de existir, ¡pero es tan distinto! Ahora los que
    presiden la comunidad son elegidos entre los miembros de la misma comunidad,
    y se preparan más, y dedican más tiempo a cuidar las celebraciones, a las
    personas y a los compromisos. De la misma manera se eligen los
    representantes provinciales y estatales...
    
    
    ¿Y
    lo del Papa? ¿Por qué sigue habiendo un Papa?
    
    
    Bueno,
    se supone que es la máxima autoridad de la iglesia. Pero eso era antes,
    cuando importaba tanto la "autoridad". Este siglo lo empezó un
    Papa muy viajero, que se pateó casi todo los países del mundo. Cuando
    murió ya nada fue igual. No por el papa, sino porque en la iglesia había
    ido madurando una concepción distinta de la autoridad. Eligieron a uno de
    transición, y las presiones hicieron que, al poco tiempo, aboliera el
    colegio cardenalicio y desaparecieran la mayoría de los "poderes"
    papales. ¡Imagínate: antes el Papa tenía la facultad de ser
    "infalible"!
    
    
    ¿Fue
    entonces cuando se fue a África?
    
    
    Bueno,
    este Papa aún murió en Roma, supongo que de todos los sofocones que se
    llevó. Después de su muerte vendieron el Vaticano al Gobierno Italiano,
    desapareciendo como Estado, se eligió al nuevo Papa lo más
    "democráticamente" que se pudo, ya que no teníamos mucha
    tradición, y su primera decisión fue mudarse a África, como un gesto:
    África era el Continente más pobre, y así se visualizaba frente al mundo
    nuestra "opción preferencial por los pobres".
    
    
    Pero
    hoy día el Papa apenas tiene autoridad. El otro día le insultaron en la
    Onu, cuando habló de ese informe sobre las causas de la pobreza en la
    India... le dijeron demagogo y lo abuchearon.
    
    
    Pues
    sí, ese es el precio que pagamos al renunciar al poder. Sin embargo hoy
    goza de una autoridad moral entre los débiles, entre los más pobres, entre
    los enfermos... que era muy difícil ejercer desde los altos tronos a los
    que lo subían. Y, en el fondo, si lo abuchean es porque saben que lleva
    razón, pero no quieren oír sus verdades.
    
    
    ¿Y
    lo demás Papas?
    
    
    Bueno,
    es que sigue habiendo varias iglesias, y a cada una le gusta tener su propio
    Papa, pero ya no es lo antes. Antes hubiera sido impensable que celebraran
    juntos o que estuvieran en una misma comunidad protestantes y católicos,
    pero ahora es ya más una cuestión de tradición que de dogmas, muchos ni
    siquiera se identifican con estas tradiciones, se llaman sólo cristianos. A
    principio de siglo aún eran muchos los que pensaban que su religión era la
    única, la mejor, la verdadera. Esto era utilizado por los Estados para
    provocar guerras. Hoy el ecumenismo es un logro, aunque queda mucho por
    hacer, todo ese acercamiento a otras religiones. Pero entonces el ecumenismo
    era sólo el comienzo de un camino que muy pocos querían comenzar.
    
    
    ¡Vaya!
    Sí que han cambiado las cosas. 
    
    
    Y
    seguirán cambiando. Ya te decía antes que hay muy pocas cosas
    fundamentales, apenas dos o tres. En las religiones casi todo son
    "medios", interpretaciones, muletas que los hombres y mujeres
    hemos ido creando a lo largo de la Historia para poder entender las cosas de
    Dios. Son importantes y necesarias, pero cuando empezamos a pensar que esa
    muleta es Dios, entonces hacemos de la religión una venda. Y dejamos que la
    Historia nos atropelle y nos deje en la cuneta. Todo lo que hoy os parece
    fundamental mañana, las generaciones venideras, las dejarán de lado y
    recrearán otras, nuevas muletas que se adapten a su tiempo, a sus
    necesidades y a su manera de ver el mundo.
    
    
    Pero
    habrá cosas que siempre serán igual, cosas que no deben pasar, cosas
    inamovibles... ¿no, abuelo?
    
    
    Bueno,
    tal vez Abrahám pensaba lo mismo hasta que Dios lo puso en camino. Pero
    supongo que sí, al menos esa necesidad y pasión por buscar a Dios, por
    seguirlo, por abandonarlo todo para ponernos en sus manos, eso siempre será
    igual. Hace cincuenta años esta Avenida estaba rodeada de carriles por los
    que circulaban miles de coches echando humo, y fíjate ahora; hace cincuenta
    años Internet nos parecía un adelanto tecnológico puntero y hoy ya ni
    siquiera existe; hace cincuenta años nadie era capaz de imaginar otra forma
    de gobierno legítimo distinta a la Democracia y aquí nos tienes, tratando
    acabar con las últimas democracias que quedan por ahí. En fin, que el
    mundo corre mucho, y las lentes con las que miramos a Dios deben ser
    revisadas a menudo.
    
    
    Bueno
    abuelo, será mejor que nos tomemos ese helado antes de que también
    desaparezcan los helados de chocolate...
    
    
    Ya
    te dije que hay cosas que no deben cambiar nunca...
    
     
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