+ ISSN 1576-9925
+
Edita: Ciberiglesia
+ Equipo humano
+ Cómo publicar
+ Escríbenos
+ Suscríbete
+ Apóyanos



Reflexión - Nº 6 - Abril 2003

  "En esto
   conocerán
   todos que sois
   mis discípulos,
   en que os amáis
   unos a otros."

          
Juan 13, 35

 

Jesús en Nazareth:
La fuerza de la opresión

Reflexión sobre Marcos 6:1-6

Rev. Roberto Pineda
pastor luterano

San Salvador, 14 de marzo de 2003

robertoarmando@navegante.com.sv 

“Cuando el pobre crea en el pobre
ya podremos cantar ¡libertad!”

Misa salvadoreña

La opresión es una poderosa fuerza que confunde nuestra mente y adormece a nuestro corazón, como personas y como pueblo. La opresión es un río con muchas vertientes, un árbol con muchas ramas y viejas raíces. Surge desde los rincones de nuestra historia familiar, desde nuestros antepasados en una mezcla de opresión y de rebeldía, de gritos aislados y largos silencios.

La opresión se encuentra presente en nuestros empleos, en nuestras amistades, ideas, aficiones, sentimientos. La opresión es una actitud ante la vida en la que predomina el sometimiento, la resignación, el silencio, la hipocresía, la envidia, la frustración, la indiferencia social.

Adquirimos la opresión sin saberlo ni pedirlo. Se va apoderando de nuestras mentes y corazones a medida que nos socializan, que nos educan, que nos domestican. Brota desde las estructuras injustas de nuestra sociedad. Es una droga que nos inyectan desde que nacemos y es reforzada diariamente, minuto a minuto, desde los periódicos, la televisión, la familia, la escuela, la iglesia, el club deportivo, el gobierno, etc. Al tomar conciencia de la realidad la opresión cede terreno y poco a poco desaparece.

La vida de Jesús de Nazaret estuvo dedicada a enfrentar la opresión, a luchar por la dignidad de las personas, a proclamar la verdad sin temor al castigo, a denunciar a los poderosos que explotan al pueblo, a identificarse con el sufrimiento de los necesitados, a soñar con el pan en las mesas de los pobres, a trabajar por  la paz y la justicia.

En este caminar con los pobres, Jesús y su Movimiento Popular atravesaron por momentos difíciles, de mucho conflicto y de mucha confusión, de situaciones límite, de peligros y traiciones. En este texto se nos habla precisamente de uno de estos momentos relacionado con la falta de apoyo a la causa del Reino.

Los hechos suceden en Nazaret. Jesús decide con sus militantes visitar a su tierra para predicar el Evangelio. Nunca se imaginó Jesús que su mensaje iba a ser recibido por oídos sordos. Sus paisanos al escucharlo y reconocerlo pusieron en duda, cuestionaron y quizás hasta se burlaron de su calidad de dirigente popular y de sus ideas.

Cuando lo escucharon predicar se sorprendieron, no se explicaban como era posible que el niño y joven que habían conocido, que era hijo de José el carpintero y de María, personas muy humildes,  se había convertido en una persona  de mucho conocimiento  y en un dirigente del Movimiento Popular contra la ocupación romana. Sintieron hasta temor y no lo apoyaron. No confiaban en sus propias fuerzas.

Para Jesús fue un golpe fuerte que su propia gente lo rechazara y la tristeza se apoderó de su ser. No comprendía Jesús como la envidia y el temor podían ocultar la luz del reino de Dios, como era posible tanta ceguera. Pero estaba claro que estas personas  que lo habían conocido a él y conocían a su familia por eso no quisieron hacerle caso.

Por lo general en todos los países y épocas, los pobres no creen en los pobres. Los pobres creen y confían en los poderosos. Y los pobres no creen en los lideres y en las soluciones que surgen desde los mismos pobres. La opresión les bloquea el entendimiento. Es como una mascara ideológica que se ciñe a su rostro y no les permite ver.

Los pobres esperan que los poderosos les ofrezcan las respuestas y les solucionen sus problemas, porque piensan que ellos tienen más capacidad y más recursos para hacerlo. Los poderosos se encargan se difundir este concepto desde el púlpito de las iglesias y las aulas de las escuelas. En esto radica el corazón de la opresión. En que bloquea, niega e invisibiliza la voluntad e imaginación de los pobres. Los vuelve dependientes de los poderosos.

Jesús reflexionó profundamente sobre este fenómeno. Sobre como los pobres se encontraban prisioneros de los dueños del poder, del dinero y de la religión. Y llegó a la conclusión que solo mediante la organización, la conciencia y la movilización de los oprimidos podría lograrse la liberación. De otra forma, los poderosos recuperarían fácilmente su poder o se establecería de nuevo un sistema opresor. Esta experiencia en su propia tierra, en Nazaret, fue clave para elaborar la teoría revolucionaria de Jesús.

Durante la visita a Nazaret Jesús no pudo realizar ningún milagro. Ningún hecho extraordinario. Otra lección importante para Jesús y sus seguidores es que los milagros necesitan de la fe. Para transformar la realidad se necesita de la fe, de la visión, del entusiasmo, de los sueños. Cuando no existe la fe existe la opresión. La fe es el camino hacia la liberación. La fe es capaz de mover montañas. La fe es capaz de derribar tiranos. La fe es capaz de lograr lo imposible.

La opresión es una fuerza poderosa. Lo mismo la fe. La opresión disminuye en la medida que crece la lucha social y aumenta cuando los oprimidos se resignan a  vivir como esclavos. En nuestro país El Salvador la opresión ha crecido pero también en los últimos meses ha crecido la lucha. Ayer realizamos una gigantesca demostración de miles de personas que rechazaron la privatización de la salud. Fue la 6ta. Marcha Blanca que cubrió San Salvador  de sueños y esperanzas. Como cristianos y como Comunidades de Fe y Vida estamos obligados a combatir la opresión. Amén.


Volver al sumario del Nº 6           Volver a Principal de Discípulos


Principal | Eclesalia | Discípulos | Jesús | Oración | Acción | Orientación | Educación Música | Enlaces | Solidaridad | Recursos | Portadas | Escríbenos